NUESTRA HISTORIA
El Capitán Francisco Ospina Navia, fundador del Acuario y Museo del Mar del Rodadero, emprendedor y visionario, convencido de la urgencia de proteger el medio ambiente y la biodiversidad, recorría las carreteras del departamento descubriendo lugares apartados y vírgenes.
Lugares que inspiraran el pensamiento para crecer interiormente, que ofrecieran sensaciones de bienestar o prometieran un verde perenne lleno de riqueza vegetal y animal. Creyendo fielmente que la naturaleza podía ofrecer recursos económicos a los territorios, ya fuera en producciones agrícolas como turísticas, llegó un día con su compañera al kilómetro 56 de la Troncal del Caribe, y descubrió ese pedacito de cielo que la vida le había reservado despues de muchos años de sol y sal en el Acuario del Rodadero.
Con el ánimo de incursionar en la siembra y comercialización de flores tropicales como heliconias y gingeres, iniciaron ese camino de cultivar la tierra; sin embargo, en esa tarea de limpiar y sembrar, hendida la pala en ese terreno cubierto por muchos años de olvido, hallaron una pieza de barro rojo cocido, una pequeña vasija con bordes pulidos, rasgos de una cara en su superficie, solamente quebrada en uno de sus lados. Así continuaron cavando y encontraron muchos pedazos de tiestos de barro negro y rojo, bordes de ollitas, bases redondas, entre otras. Algo alucinante que llevó a investigar antes de continuar las siembras que podrían destruir aquello que estaba en el subsuelo.
La historia no había sido ajena al Capitán Ospina, apasionado por la cultura Tairona que había habitado en la Sierra, por la fundación de Santa Marta 460 años atrás, testigo en los años 70 del descubrimiento de Ciudad Pérdida y los cientos de urnas, vasijas, cornalinas, oro, que habían sacado los guaqueros en los años 70 y que alimentaron en gran parte a los museos de Colombia, entendió en ese momento, que estaba ante un patrimonio cultural que debía ser admirado, estudiado y preservado por él y las futuras generaciones.
Descubrir las terrazas , los caminos, las escaleras cubiertas por 500 años de lluvias y olvido, fue todo un reto que hoy se presenta a nuestros visitantes como muestra imperecedera de lo artistas, navegantes, ingenieros, orfebres y alfareros que fueron los Taironas. En Taironaka rendimos diariamente homenaje a esos antepasados que dieron su vida por sus tradiciones y que hoy, a través de sus descendientes los koguis, seguimos admirando con vehemencia.
Agradecemos día a día a Francisco Ospina Navia, quien con su tesón, dio vida a este tesoro tairona que podemos admirar y mostrar a quienes nos visitan.
ASÍ ABRIMOS LAS PUERTAS
Motivados por toda esta mágica historia, por el legado arquitectónico y arqueológico encontrado, aquella pareja amante del turismo decidió abrir su finca a los turistas para realizar senderismo y construyeron lo que hoy se conoce como EcoHotel Taironaka, un complejo de habitaciones amigable con el medio ambiente,
La arquitectura de este EcoHotel son casas circulares con base en piedra, levantadas en madera y cubiertas por hojas de palma, similares a las encontradas, las mismas que, según su tamaño, ubicación y particularidades constructivas, evidenciaban que se trataban de un sitio tal vez destinados para la realizar actos religiosos y confirmaban que se trataba de un asentamiento de indígenas Taironas.
MISIÓN
TAIRONAKA Ltda. es una ECOHOTEL ARQUEOLÓGICO que brinda a sus visitantes experiencias de descanso, esparcimiento, interacción con la naturaleza y aprendizaje, a través de un ambiente y entorno sagrado compuesto por un legado arqueológico de la cultura Tairona y de la presencia de sus descendientes: Los Koguis.
Contamos con un equipo de trabajo competente, identificado con nuestros valores, comprometido con la conservación del medio ambiente y esmerado en garantizar la excelencia en nuestros servicios, la satisfacción de nuestros clientes y sostenibilidad económica como organización.
Visión
En el 2023, El Eco Hotel Arqueológico TAIRONAKA será reconocido a nivel nacional e internacional, como un atractivo de referencia, por brindar a sus visitantes experiencias de descanso, esparcimiento, interacción con la naturaleza y aprendizaje, con las cuales igualmente contribuye con la preservación de la herencia ancestral de la cultura Tairona, promociona los valores de sus descendientes vivientes Los Koguis y sensibiliza sobre la conservación de la naturaleza.